

Estas mujeres están siendo víctimas de violaciones, generalmente en grupo, torturas y palizas, con la intención de “curarlas” de su “enfermedad”. La policía sudafricana recibe a la semana, por lo menos 10 denuncias de violaciones correctivas. Los violadores son liberados luego de pagar fianzas de apenas 10 dólares.

Este horrendo crimen es recurrente en Sudáfrica, donde las mujeres lesbianas viven con pánico de ser atacadas y no solo ellas, los gays, bisexuales y transexuales, es decir todos los miembros de nuestra comunidad, viven en un contante pánico y se sienten desprotegidos. Todavía nadie ha sido condenado por cometer ¨violaciones correctivas¨. La actitud del gobierno y su total indiferencia en este caso, es inaceptable y vergonzosa.
A pesar de todo y haciéndo gala de un gran valor un pequeño grupo de activistas está jugándose la vida para detener esta espantosa práctica, y acaban de lograr que el gobierno se siente con ellas a hablar sobre el problema. No les garantizan, soluciones, pero debido a la presión internacional de las organizaciones por los derechos humanos y grupos LGBT han conseguido al menos ser escuchadas. Si desde todos los rincones del mundo unimos nuestros esfuerzos para informar, y denunciar estos horrorosos actos de violencia, podremos aumentar así la presión mediática y ayudar a que estas conversaciones, no sólo se queden en eso, si no que terminen en acciones concretas y castigo para los que las cometen.

Cuando se logre reunir un millón de firmas, la organización se la entregará al gobierno sudafricano demostrando con ello que el mundo quiere que acaben con estos actos de odio y de homofobia con acciones contundentes.
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